El Partido Pirata y su nuevo concepto de cultura

Hace relativamente poco saltaba a la palestra mediática la existencia de un partido político sueco que estaba pujando por la defensa del intercambio de archivos a través de las redes P2P. Algo inusual tras ver el éxito que estaba teniendo en Europa la llamada Ley Sarkozy, que pretende todo lo contrario, el corte del suministro de Internet a todos aquellos ciudadanos que lo hagan.

El Partido Pirata, que así se llama, se presentó a las elecciones europeas de junio de 2009 y sorprendió con el resultado. Con apenas tres años de formación política obtuvo cerca de un 7% de los votos en Suecia y se convirtió en el quinto partido más votado de aquel país. Pero no solo eso, consiguió un escaño en el Parlamento Europeo.

Desde su fundación en 2006, esta agrupación política ha defendido la reforma de la actual ley de propiedad intelectual en Suecia. Por eso, siempre han abogado por una reforma sustancial de las leyes del copyright y de las patentes, prestando especial atención a la privacidad en la Red, un derecho que consideran está siendo violado por los que luchan contra la piratería y pretenden que las compañías suministradoras delaten los datos personales de los internautas que se descarguen contenidos de forma ilegal.

Pero para entenderlo hay que acudir a lo curioso del asunto que es su origen. Si indagamos en su pasado podemos observar que son descendientes directos de The Pirate Bay, la página de archivos bitorrent más grande de Europa. Y si, hay juicios y condenas de por medio. En abril de 2009, algunos de los creadores de este portal fueron condenados a más de un año de cárcel por suministrar los medios para que los internautas intercambiaran archivos. Una condena que se ha considerado pionera y ejemplar en la lucha contra la piratería pero que ha abierto por fin la caja de pandora.

A pesar de ello, ahora son muchos los que apoyan a este partido porque consideran esencial el papel que está jugando en la batalla por la libertad de acción en Internet y por los derechos de los internautas.

Logo: Partido Pirata y Tapaponga (Flickr)

Licencia: Reconocimiento-mismas condiciones. (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/)

Proyecto GNU

Interesante explicación del propio Richard Stallman sobre el proyecto GNU y de cómo funciona el software libre. No solo se explica a la perfección en nuestro idioma sino que su mensaje es muy didáctico y muestra por qué son beneficiosas para la difusión de la cultura el uso de licencias creative commons, descendientes directas del proyecto GNU.

Creative Commons en 5,4,3…

Si eres un artista y quieres conocer en qué consisten las licencias creative commons de mano de sus creadores pincha en este vídeo y presta mucha atención. Protege tus obras de la mejor manera posible sin evitar su difusión por el planeta.

(Este vídeo lo ha realizado la organización Creative Commons, bajo licencia de Reconocimiento – NoComercial (by-nc): Se permite la generación de obras derivadas siempre que no se haga un uso comercial. Tampoco se puede utilizar la obra original con finalidades comerciales.)

Próximos temas…

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– Artistas españoles que usan Copyleft

– Redes P2P: el hilo de la polémica

-Últimas sentencias que evidencian la necesidad de cambio en la regulación de los derechos de autor en Internet

– Libro electrónico ¿También se va a piratear?

¡Estos y muchos otros temas de actualidad!

Artist Share o cómo aprovechar Internet para autofinanciarse

Novedoso y exitoso. Así es como ha resultado ser el sistema que propone Artist Share, una empresa estadounidense fundada en el año 2000 por Brian Pamelio. Ante la convulsión que estaba provocando la piratería en Internet este experto productor musical vislumbró otra manera de hacer las cosas.

Estaba claro que las formas tradicionales de producir música no estaban funcionando y no dejaban hueco para todos. Por eso quiso idear un sistema de financiación colectiva a través de la Red. De esta manera el músico colgaba su obra en Internet y pedía minúsculas donaciones a todos aquellos que quisieran colaborar con su proyecto. Así conseguía dos cosas fundamentales, crear adeptos que más tarde no dudarían en comprar el disco y subvencionar con dinero anónimo y voluntario la edición del mencionado disco.

De hecho, muchos otros se ha unido más tarde a esta práctica ya que han sabido entender el inmenso potencial que tiene la Red para difundir, de forma gratuita y eficaz, una obra artística como puede ser la música.

Maria Schneider, Brian Lynch o Billy Childs, han sido algunos de los artistas que han sido catapultados a la fama con este sistema gracias al cual han ganado, incluso, varios premios Grammy.

Asociación de Música en Internet

Vio la luz en hace más de 10 años y, desde su nacimiento, no ha parado de crecer. Y no solo su organización sino el número de músicos que cada día se adscriben a ella. La Asociación de Música de Internet tiene mucho que enseñar. Se trata de un organismo sin ánimo de lucro que surgió con un objetivo fundamental que era adaptarse a la nueva realidad musical que había creado la Red.

Además, se propuso integrar a todos aquellos agentes que intervienen en la creación de la música, en un solo equipo, desde el compositor, al músico, pasando por el promotor, el estudio de sonido o la discográfica y, por supuesto, sin olvidar al consumidor. Para desarrollar su labor se han servido de la colaboración de expertos en derechos de propiedad intelectual y han ayudado a muchas webs de música a poner en marcha su proyecto. Hoy en día siguen siendo pioneros en la distribución de música por Internet, de manera legal y gratuita.

Licencia CC-Reconocimiento y misma licencia (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/)

Tráfico de sueños y cultura

Además de librería es una editorial madrileña que se ha especializado en obras copyleft. Una actividad que se debe a su empeño por difundir la cultura bajo licencias creative commons que permiten un uso más flexible de las obras para el disfrute de los ciudadanos. Dáte una vuelta por su página y averigua qué pueden ofrecerte. Aconsejamos la lectura de su Manual del Copyleft, es muy didáctico.

http://traficantes.net/

Autor fotografía: Paparruchas (http://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)

Política y derechos de autor

Aunque meterse en política siempre resulta tedioso es importante observar la relación que últimamente se ha trazado entre dos conceptos que nos atañen. Se trata del papel que los partidos políticos están teniendo en la defensa de los derechos de autor en Internet.

Es evidente que todos los gobiernos y partidos deben tener clara su postura con respecto a la defensa de estos derechos. Sobre todo porque tiene que ver directamente con la forma en que cada uno gestiona el conocimiento y la cultura de su país.

Pero lo preocupante es que la mayoría de estos gobiernos están evolucionando hacia el conservadurismo, se están mostrando ciertamente restrictivos ante la difusión de la cultura en Internet. Es lógico que estén preocupados por la piratería digital, pero las medidas que hasta ahora se han tomando no están solucionando el problema y están limitando cada vez más el acceso a la cultura.

Así las cosas cabe plantearse si se está trabajando en la dirección correcta. Muchos expertos ya han apuntado que no. Medidas como la de cortar el suministro de Internet a todo aquel que, sospechosamente, se baje archivos de manera ilegal, no han resultado eficaces a la hora de frenar la piratería. Francia ha sido el principal defensor de esta postura y, de hecho, ya la está aplicando. Gran Bretaña, aunque se hizo la remolona al principio, también se ha apuntado al carro.

Y luego está evidentemente España que, por su parte, está de acuerdo con los galos, pero aún no ha materializado la medida. Según hemos podido saber la Ley de Economía Sostenible es la que va a desarrollar este punto y aunque no ha cuajado muy bien entre todos los grupos políticos, su evolución sigue adelante.

Porque el fallo de esta estrategia es que se puede cortar en suministro de Internet sin orden judicial previa y eso, en un estado de derecho como el nuestro, es claramente inconstitucional porque elimina la presunción de inocencia. Eso sin contar con que en España hay dos razones más por las cuales esto no se puede hacer: uno, incumpliríamos la Ley de Protección de Datos y, dos, en nuestro país compartir archivos no es delito, y ya lo han expresado recientemente varios jueces en distintas sentencias.

Por ese motivo, aunque la nueva Ley de Economía Sostenible se ha aprobado, las medidas que pretende aún no se han aplicado. Detrás de ella parece estar la Coalición de Creadores, una asociación constituida en 2008 que pretende el acoso y derribo de todos aquellos que intercambien archivos a través de las redes P2P y que es el máximo defensor de cortar el suministro de Internet. Pero este acerbo es lógico si tenemos en cuenta sus integrantes, SGAE, Promusicae y EGEDA.

¿Me copias?

Todo lo anterior había resultado un fracaso, por eso el IEEE (Institute of Electrical and Electronics Engineers) se ha puesto manos a la obra y ha desarrollado un nuevo sistema anticopia que tiene visas de funcionar. Hasta ahora este tipo de aplicaciones suponían una gran molestia para los usuarios ya que no dejaban que éstos ejercieran realmente el derecho a la copia privada y, para colmo, se había demostrado absolutamente inútil a la hora de frenar las descargas ilegales en la Red.

Con el objetivo de proteger los derechos de películas, música y, ahora claro, las ediciones de los libros electrónicos, se ha creado este sistema de cifrado de datos. Pero tranquilos, todo enigma viene con solución, para acceder a esos archivos se facilita una clave que diferencia entre el contenido y el modo de acceso a él.

Esta clave cibernética permite copiar la obra en un entorno doméstico. Pero lógicamente no será física sino que quedará alojada en un ordenador o router y no se podrá duplicar. Eso sí, podrá transferirse de un terminal a otro. Pero todo tiene un límite y como está encaminado a darle un uso doméstico, es decir, familia y amigos, solo se podrá hacer un determinado número de veces.

Resultan interesantes los avances tecnológicos encaminados a evitar la vulneración de derechos de propiedad intelectual. Sin embargo, todos ellos se muestran cada vez más restrictivos en vez de fomentar la transmisión de conocimientos. Es un tema complicado en el que muchas partes pierden dinero pero, ¿qué será mejor, perder nivel monetario o cultural?

Cuando lo privado se hace público

Hace unos días tuve el acierto de leer una noticia sobre el Parlamento Europeo en el que pude enterarme de que se estaba intentando crear un marco jurídico europeo que garantizara la privacidad de los ciudadanos ante el incesante flujo de datos personales que potencialmente se registrarán en la Red en los próximos años.

Me pareció interesante por dos motivos; el primero, porque enlaza directamente con lo que en este blog contamos a diario – intercambio de información protegida – y, segundo, por el mal uso que puede darse a una herramienta tan valiosa como es Internet a la hora de transmitir conocimiento y cultura.

El Parlamento Europeo ha querido anticiparse a lo que podrá provocar lo que se llama “Internet de las cosas”, una teoría que cree en la interconexión en un futuro de todos los objetos que poseemos a través de un chip. Pero un informe elaborado por la diputada socialista, María Badía, ha señalado la necesidad de contrarrestar con una mayor y más estricta seguridad las posibles desventajas que esto pudiera ocasionar.

La introducción paulatina de datos personales de los ciudadanos podrían hacerlos vulnerables a ataques cibernéticos y fraudes de todo tipo. Así la Eurocámara aprobaba el texto apoyando la creación de un marco jurídico europeo que proteja y garantice la privacidad de los internautas.

Sin embargo, este mismo informe no perdía de vista la necesidad de legislar de una manera abierta y flexible. Desde el Parlamento Europeo insisten en que no debemos confundir este temor creciente a la vulneración de los derechos del ciudadano con otorgar potestad a los gobiernos para cortar el acceso a Internet sin orden judicial previa. Una iniciativa que ha sido seriamente apoyada por nuestro país al hilo de los esfuerzos franceses por combatir la piratería digital. La polémica ley Sarkozy o la nueva Ley de Economía Sostenible española son vivos ejemplos de ello.

Pero cierto es que no hablamos del mismo tipo de datos pero si de la misma manera de aproximarse a esta nueva realidad que nos ha abierto Internet y cuyo potencial asusta. A veces caemos en la torpeza de pensar que el nuevo enemigo de la privacidad es Facebook, pero hay cientos de movimientos cotidianos en los que facilitamos información sobre nosotros mismos y que son menos evidentes pero igual de nocivos.

En un ánimo de llegar tan lejos como pueda, Internet pone al alcance de cualquiera toda la información que desee y, hoy en día, esa información es sin duda poder. Debería ser solo la cultura la que debería tener vía libre para inmiscuirse en todos los rincones. Sin embargo, no es así y si hay que poner límites que sea protegiendo al ciudadano y su intimidad.